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RESUMEN DEL INFORME DE LA "COMISION PARA LA ASISTENCIA A UNA CUBA LIBRE", O EL PLAN BUSH.

by Lesiney Sedlav
El informe de la “Comisión para la Asistencia a una Cuba Libre”, dado a conocer por el presidente George W. Bush el 6 de mayo de 2004, constituye la legitimación de la llamada doctrina Bush de “cambio de régimen” para el caso de Cuba y representa una escalada en la agresividad del gobierno de los Estados Unidos contra nuestro país.

El elemento que distingue al Plan de Bush para Cuba de muchos otros elaborados con anterioridad es que, además de que hace públicos los detalles sobre cómo destruir la Revolución –estos, por lo general, eran mantenidos en secreto en el pasado y llevados a cabo por medio de acciones encubiertas–, no se limita a recomendar las medidas que considera necesarias para derrocar al gobierno revolucionario cubano, sino que describe, por primera vez, el esquema que debería aplicarse para borrar todo vestigio de socialismo y reinstaurar el sistema capitalista en Cuba.

Este Informe, que consta de 458 páginas y contiene cerca de 450 recomendaciones de política, está dividido en dos grandes partes:

- el capítulo 1, que además de enunciar la estrategia para derrocar al gobierno de Cuba y evitar la continuidad de la dirección revolucionaria o la llamada “sucesión”, propone 49 medidas a aplicar de inmediato para el logro de este fin (algunas de las 49 medidas se subdividen, para un total de 65 proposiciones);

- y los capítulos del 2 al 6, en los que se niega toda la obra social de estos 46 años y se delinea cómo, una vez destruida la Revolución, el gobierno norteamericano dirigirá el desmantelamiento del socialismo y la restauración del capitalismo y creará las condiciones necesarias para propiciar la anexión de Cuba los Estados Unidos.

CAPÍTULO 1: ACELERACIÓN DE LA TRANSICIÓN EN CUBA.

Este capítulo propone un grupo de medidas que los EE.UU. asumen les permitirá lograr a corto plazo el objetivo de derrocar la Revolución y evitar su continuidad, las cuales pueden agruparse en seis grandes categorías:

1) Incremento del financiamiento para las actividades de subversión interna y búsqueda de nuevas vías para involucrar en estos esfuerzos a gobiernos y ONGs de terceros países. Asigna 36 millones de USD al Programa Cuba de la Agencia para el Desarrollo Internacional de los EE.UU. (USAID), que está dirigido a promover la subversión. Además del apoyo político y material a los grupúsculos tradicionales de derechos humanos, estimula la realización de proyectos para trabajar sobre las mujeres, los negros y los jóvenes, y crear organizaciones c/r en estos sectores.

2) Ampliación de la campaña propagandística anticubana. Hacia el interior de Cuba, se potencian Radio y T.V. “Martí”, a través de transmisiones directas desde un avión militar, para lo que se propone asignar 18 millones de USD. Adicionalmente, se destinan 5 millones de USD para difundir una imagen negativa de Cuba –como país que viola los derechos humanos, promueve el terrorismo, fomenta la desestabilización, realiza actividades de espionaje y desarrolla un programa de investigación de armas biológicas–, a través de las oficinas de diplomacia pública de las Embajadas norteamericanas en todo el mundo, campañas de prensa y eventos internacionales financiados por los EE.UU.

El total de fondos propuestos por la Comisión para la subversión y la propaganda anticubana asciende a 59 millones de USD.

3) Reforzamiento del bloqueo por medio del recorte de los ingresos que recibe Cuba de los viajes y las remesas desde los EE.UU. y de la persecución de cualquier transacción internacional que aporte divisas al país. Además de incluir nuevas restricciones para los viajes de los norteamericanos (limitación de los intercambios educacionales, eliminación de la licencia general para los viajes de deportistas, supresión de la licencia específica para clínicas deportivas y talleres culturales y eliminación de la categoría de viajeros con todos los gastos pagados), afecta significativamente las visitas familiares de los cubanoamericanos (se elimina la licencia general para un viaje al año y se limitan las visitas familiares a una cada tres años, con licencia específica, por una duración de 14 días y sólo a los familiares de primer grado) y los gastos en que estos pueden incurrir durante su estancia en Cuba.

En cuanto a las remesas, se restringe el grado de parentesco de los receptores de las mismas a familiares directos, se elimina la disposición vigente que permitía a cualquier norteamericano enviar dinero a ciudadanos cubanos sin necesidad de tener vínculos familiares y se estipula la realización de operaciones contra las llamadas “mulas”.

Asimismo, plantea neutralizar y cerrar las “compañías ficticias” del gobierno de Cuba que operan en diversas regiones del mundo para evadir las regulaciones del bloqueo y generar fuentes adicionales de divisas para el país.

4) Adopción de pasos para una aplicación más rigurosa de la Ley Helms-Burton, con vistas a desalentar la inversión extranjera en Cuba. Se propone estudiar la factibilidad de poner en vigor el Título III (permite entablar demandas en los tribunales de los EE.UU. contra los inversionistas extranjeros en Cuba) en determinados casos, así como aplicar rigurosamente el Título IV (niega visas de entrada a los EE.UU. a los extranjeros que invierten en Cuba).

5) Despliegue de una ofensiva para que gobiernos y ONGs de terceros países, así como determinados organismos internacionales se sumen a la política de los EE.UU. contra Cuba. Se recomienda estimular a gobiernos de terceros países a que establezcan relaciones directas con los grupúsculos y coordinen acciones internacionales para condenar al gobierno cubano, participar en eventos de ONGs de terceros países para discutir la “transición” en Cuba, y promover acciones contra Cuba en materia de derechos humanos en la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

6) Nombramiento de un Coordinador de la Transición en el Departamento de Estado. Este procónsul se encargaría de coordinar las acciones de las distintas agencias del gobierno de los EE.UU. para aplicar el plan de Bush e intervendría en todas las fases del proceso: el derrocamiento de la Revolución, la obstaculización de la “sucesión” y el desmontaje del socialismo. La creación de este cargo se justifica en el Informe por la necesidad de enviar un mensaje claro de que los EE.UU. “rechazan la continuación de la dictadura comunista de Cuba” y están decididos a “socavar las estrategias de sucesión del régimen de Fidel Castro a Raúl Castro y más allá”.

A un año de la publicación del Plan de Bush para Cuba, la mayoría de las recomendaciones contenidas en el capítulo 1 (alrededor del 80%) han sido puestas en práctica, sobre todo las referidas al recrudecimiento del bloqueo, a la promoción de la subversión interna y a la intensificación de las campañas internacionales contra Cuba, lo cual es una muestra palpable del compromiso de la Administración de Bush con una política de enfrentamiento abierto confrontación y agresividad sin límites contra Cuba.

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