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Tras las huellas del algoritmo capitalista

by K. Raveli
El trabajo de Jon Kerejeta sobre alienación, publicado (hace unos días) en Pintxogorria y LaHaine (1) hunde a fondo el bisturí en el cuerpo del Moloch capitalista: hacía la base ética e intelectual de la explotación del trabajo humano.
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Vamos así resquebrando poco a poco ese virus laborista inoculado por toda clase de ideologías del sistema (ideologías de izquierdas inclusive por supuesto: las del STS, Sagrado Trabajo Salariado) producido para que las luchas obreras, trabajadores asalariados inclusive, no se planteen como un hecho realmente revolucionario: el fin del sistema de la explotación del hombre por el hombre, basado en el dominio ilimitado de apropiación privada por parte de una minoría “social”.

Por eso se puede decir que nos acercamos también a la superación del algoritmo fundamental de la era capitalista: alienación + explotación x propiedad privada capitalista2.

Antes de empezar una crítica constructiva sobre el enriquecedor trabajo de Jon, quiero recordar como también otros textos sacaron aquí mismo, hace un par de años, la lama de la funda a propósito de la misma cuestión (2), tratando justamente de alienación, reificación y leificación. Digo esto para apuntar que no es ninguna casualidad que en estas tierras, rebeldes desde hace siglos, nos vamos justamente acercando al núcleo de la institución capitalista: la patología de la alienación. Una enfermedad que corroe hasta el fondo los cerebros de la humanidad globalizada. Desde hace más de dos mil años en sus procesos originarios, pero desde hace cinco siglos en una fase muy avanzada de pandemia social general, con el dominio general del sistema capitalista sobre la superficie terrestre de Gaia, Pacha Mama, Ama Lurra.


Alienación fundamental y alienaciones específicas.

Como decía el Gran Sabio de Treviris, el opuesto de la emancipación es la alienación. Pero, desde que el sistema capitalista se ha globalizados por un lado, y se ha extendido hacia todos los aspectos de la vida personal por el otro - lo que se llega a llamar biocapitalismo, nombre que desde luego no se merece un Sistema de la Muerte -, ya no podemos hablar únicamente de:
* emancipación de la explotación (laboral) y la correspondiente
* alienación del trabajador.

Hay algo mucho más profundo en juego, y es esta la cuestión central, hoy en día. La alienación se descubre como clave general de todo el embrutecimiento social capitalista, mucho más allá de la cuestión de la enajenación del producto de nuestro trabajo, de nuestro tiempo productivo y de nuestra función y vida laboral asalariada.

Por empezar, como dice Vercellone en el magnífico trabajo publicado por Traficantes de sueños (3) hace poco: hoy el beneficio, como la renta, se apoyan cada vez más sobre mecanismos de apropiación del valor – material y virtual - que operan a partir de una relación de exterioridad respecto de la organización de la producción (Página 69). Es decir: descubrimos que la clásica forma de entender la alienación (laboral) esconde en realidad algo mucho más general y profundo. Envuelve toda la vida, y surge en nosotros mucho antes que crucemos el portal de la oficina, de la fábrica, del taller…



Alienación laboral en acto y alienación obrera general.

La alienación concreta e inmediata del trabajo, que no es sino la alienación general de la actividad productiva del ser humano y por ende la alienación de una parte determinante de su propia vida. Por lo tanto solo UNA PARTE o un aspecto de la alienación fundamental: la disposición vital (pasiva o activa) hacia el general mecanismo productor capitalista, a sus leyes, valores y principios. Lo que grandes masas justamente alienadas han asumido como NORMALIDAD de vida, el tener que entrar física y mentalmente, con toda o gran parte de su propia existencia, en los mecanismos de propiedad y valorización capitalista. Ya desde que se toma más o menos algo de conciencia de la realidad, cuando uno se hace mayor, “responsable”. Por como ha sido educado y formado, normalizado y formateado, por los mecanismos reproductores del modelo imperante. La familia monogámica clásica ‘metropolitana’ y la escuela en primer lugar.

Esto sobre todo ahora, porque, como observa otra vez Vercellone, ya hemos entrado de forma definitiva en una dinámica histórica a través de la cual la parte de capital llamado intangible ( I+D, software, pero sobre todo educación, formación y sanidad ), que están incorporados esencialmente en los hombres, en su cerebro, ha superado la parte de capital material en el stock general de capital, y ha devenido el factor principal del crecimiento (p.88). Es decir: los mecanismos reproductores del sistema se han integrado de forma muy profunda con el capital como medio de producción en sentido clásico. Además de en el cerebro colectivo, eso que en términos marxianos llamamos general intelect, inteligencia global.
Se ha establecido una dialéctica mucho más compleja entre lo que podríamos simplificar llamandole cultura, y lo que anteriormente se denominaba llanamente producción.

Encima sometiendo así los espacios y territorios sociales de forma muy integrada a estas leyes y procesos reproductores del sistema que no habían sido todavía atravesados por el primitivo o primer desarrollo clásico del capitalismo (industrial, para entendernos). En todo el planeta Tierra (por ahora). Por supuesto, a partir de un dominio metropolitano férreo y creciente sobre las que denominan o denominaban periferias, y el campo, subyugados además a estos mecanismos también como base de extracción, de saqueo alimentario y como reserva de obreros, como potenciales trabajadores para determinadas funciones productivas, vía migraciones hacia las metrópolis.


La formación capitalista de la alienación.

Por lo tanto, vemos como la alienación ya se produce de forma general y profunda, en muchos niveles de nuestra existencia, por ejemplo a través de la difusión mediatica masiva de la cultura mercantil cosmopolita, que injerta en nuestro pensamiento los valores, es decir la ética fundamental del sistema, completando el trabajo transmisor de la familia y de la escuela. Transmisor, formador y formateador sobre todo para esto: servir al sistema. A su clase propietaria dominante, en realidad.
Tanto que, como escribe Jon, todo esto se presenta como un velo que tapa la identidad humana en una economía donde en el proceso de producción reduce también la realidad del ser humano a mercancía. Esta es la clave de la reproducción permanente y alienante del sistema sobre la inteligencia general de la humanidad, ahora globalizada sobre la base de principios y cultura capitalista.

De ahí que los que limitan o centran únicamente la alienación al sector trabajador asalariado de la clase obrera, no consiguen ver la realidad general de la clase.
Es toda la clase la que padece la enajenación capitalista, desde el momento que está formada, asume y hasta acepta e integra en su ética y costumbres los valores y principios sobre los que se basa este modo de desarrollo humano.
Estos compañeros, no sólo no reconocen la importancia fundamental de todo el proceso de alienación personal y social, que se forma mucho antes de cruzar el puente hacia la explotación directa, productiva y más o menos asalariada, mucho antes de acatar un contrato laboral con cualquier tipo de patrono, SINO QUE LIMITAN GRAVEMENTE EL RECONOCIMIENTO DE LA CLASE OBRERA EN SU CONJUNTO, con todos sus sectores, formas y figuras.
Y también con todas sus extensiones nacionales, que no necesariamente contemplan en su seno un sector trabajador asalariado de tipo metropolitano. Véase por ejemplo la lucha naxtalita en la India. O en otras naciones originarias, objetivamente aliadas o integrantes del complejo obrero mundial sin que se aprecie todavía en ellas importantes sectores trabajadores asalariados.

Hasta el punto de confundir clase obrera, todo el abanico social que representa, unicamente con su sector explotado en la relación salarial explícita y directa. Que llegan a denominar clase trabajadora, al colmo de su …alienación laborista. Sector que no existe en sí como clase, puesto que no es el solo hecho de trabajar de forma asalariada lo que caracteriza a la clase obrera, en términos materialistas marxianos.


Clase como concepto crítico materialista.

Pero cuando decimos clase obrera, es inútil que busquemos concreciones sociales como nos acostumbran la sociología o el marxismo vulgar. No hay correspondencia física con unas masas estructuradas y delimitadas por procesos (productivos) y armazones fijos, como la fábrica por ejemplo, o reflejadas - y hasta representadas - por/en superestructuras del sistema (partidos, corrientes de opinión). Puesto que el concepto marxista de clase es sobre todo una herramienta crítica que define una característica común fundamental en este modo de desarrollo. No precisamente solo por el hecho de trabajar y de padecer la alienación directa y explícita (del producto del trabajo, del tiempo y de la misma persona), sino como resultante de:
* ser alienado como persona en el proceso de desarrollo por estar sometido a valores impuestos
** ser alienado con relación a la sociedad y a la naturaleza por estar privado de la posibilidad de elegir, vivir y producir fuera de las leyes del sistema (función principal de la propiedad privada capitalista)
*** ser alienado en la propia conciencia y libertad vital, al depender de mecanismos culturales, psicológicos, sexistas y éticos tan NORMALES (normalizados y normalizadores) como innaturales, artificiales, impuestos. Lo que en otra ocasión se ha denominado también leificación: sometimiento consciente o inconsciente a leyes impuestas y contrarias o contradictorias con un desarrollo natural de la persona y de toda la sociedad.

Por lo tanto para concluir, la clase en sentido marxiano es un concepto crítico, totalmente crítico con los valores capitalistas. No define un grupo homogéneo dentro del sistema, sino una relación, una dimensión general, colectiva y común de, justamente, ALIENACIÓN, ENAJENACIÓN de cara a la realidad humana y en particular a la propiedad: esencialmente los necesitados, condicionados, instruidos y luego obligados a una relación salarial para vivir (4).
Por consiguiente, cuando seremos integrados en la producción, en el sistema de valorización capitalista, sí seremos trabajadores, es decir OBREROS (5) TRABAJADORES, como sector asumido, integrado, explotado y casi diríamos doblemente enajenado (de nuestro producto, tiempo y vida, además de las demás alienaciones: psicológicas, patriarcales, culturales generales, etc).

Lo que es muy importante y determinante para establecer verdaderas relaciones de solidaridad y lucha con todos los movimientos, organismos, sectores y extensiones de la clase nacional y de la clase obrera mundial. Mucho más allá del laborismo de muchos trabajadores integrados, de muchos sindicatos (del sistema), y también de no pocos comunistas que miran a doctrinas (del pasado y erróneas, si se dicen marxistas) más que a la realidad de la evolución del capitalismo en este siglo XXI.


Notas:

(1)
Pintxogorria: http://www.mundurat.net/pintxogorria/index.phpoption=com_content&task=view&id=3742&Itemid=100
y LaHaine: http://www.lahaine.org/index.php?blog=4&p=44453

Ahora cuando hasta el sindicato vasco LAB parece tomar algo de nota de la verdadera implicación del concepto de CLASE OBRERA (ver “Ekintza soziala indartuko du LABek” http://www.berria.eus/paperekoa/1777/013/001/2017-04-04/ekintza_soziala_indartuko_du_labek_bere_kongresuan.htm), más allá del normativo sector asalariado más asentado, me parece interesante publicar de nuevo este artículo (aparecido en Indy.EH en 2008). Se trata además, por desgracia, de un ejemplo de la impresionante cantidad de textos marxianos que se intentó borrar de la red con el muy desgraciado cierre de Indymedia Euskalherria, precisamente. Contribuciones muy polémicas y disruptoras para los últimos trasnochados estalinistas – ideología más o menos marxista (?) entonces dominante entre algunos “técnicos” que llevaban Indy.Euskalherria -, y que a veces fueron sin embargo recogidos por otros medios, como en este caso en Boltxe: https://www.boltxe.eus/tras-las-huellas-del-algoritmo-capitalista-karlo-raveli/ .
En la nota (2) tenemos más ejemplos de artículos víctimas del gulag teórico estalinista de entonces. Que siguen todavía requisados. En espera de tiempos más fértiles y concordes para nuevas e inevitables etapas de lucha realmente antisistémica.

(2)
Aurpegi Gunea:
http://euskalherria.indymedia.org/eu/2008/06/50561.shtml
Alienación Roteta I 2008:
http://euskalherria.indymedia.org/eu/2008/06/50635.shtml
Roteta II:
http://euskalherria.indymedia.org/eu/2008/06/50675.shtml
Sobre reificación (Sara):
http://euskalherria.indymedia.org/eu/2007/09/41598.shtml
Leificación (S.):
http://euskalherria.indymedia.org/eu/2007/09/41711.shtml

(3)
La gran crisis de la economía global, disponible en Pdf como Creative Commons, en esta URL de la editorial Traficantes d.s.: http://www.traficantes.net/index.php/trafis/editorial/catalogo/coleccion_mapas/la_gran_crisis_de_la_economia_global_mercados_financieros_luchas_sociales_y_nuevas_escenarios_politicos
(4)
En El Capital, Marx ironizaba sobre la libertad del trabajador de vender su propia fuerza de trabajo, escribiendo: «Su propietario no es sólo libre de venderla, sino que está también y sobre todo obligado a hacerlo. ¿Por qué? Para vivir».
Cita extraída de C. Vercellone, «Il prezzo giusto della vita», Il Manifesto, 24 de noviembre de 2006
http://multitudes.samizdat.net/Il-giusto-prezzo-di-una-vita

(5)
Por supuesto “obrero” no entendido como sinónimo de trabajador, o peor aún como subclase de explotado, sino como termino definitorio de toda la clase antagónica al sistema, potencial operadora/obradora de otra sociedad (‘ekile’ en euskara), que por lo tanto encierra a todas las posibles figuras de la clase: precariedad, paro, reproducción, autónomos, pensionistas, migrantes, intermitentes y un largo etcétera que incluye por supuesto a todas las formas sujetas de trabajador asalariado.
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